domingo, 31 de enero de 2010

SOBRE LA ARBITRARIEDAD EN EL RACIONALISMO

Los mas bohemios lo conocen como inspiración, los mas calculadores como arbitrariedad y otros simplemente lo desconocen, o lo designan como una genialidad. La intención de esta ponencia es demostrar como esa rémora que acompaña en todo momento a la arquitectura, y hoy en día puesta en duda, ha sido un motor complementario en el desarrollo de la misma. De cómo en el Racionalismo, el creador subliminal de la arquitectura en la actualidad, se termina jugando con el azar con tal de conseguir un propósito, la funcionalidad.


Pero para comprobar esta enunciación se hace necesario crear un marco histórico que nos ayude a profundizar en el tema. La línea de salida la marcaremos a comienzos del siglo XX, con la llegada de nuevas corrientes culturales.



EL POSITIVISMO

Auguste Comte (1798 – 1857), el “profeta de la era científica” según Gideon, desarrolla el pensamiento positivista, o Filosofía Positiva, cuyo carácter fundamental es considerar todos los fenómenos como sometidos a las leyes naturales invariables, cuyo descubrimiento preciso y su reducción al menor número posible de elementos es el fin de nuestro esfuerzos.

“Positivo” – dice Compte – es inseparable de lo relativo, de lo orgánico, de lo preciso, de lo cierto, de lo real.

El pensamiento positivo vendrá a tener influencias innegables en el credo de los arquitectos modernos: la apología del progreso, el orden y la ciencia, la abstracción del individuo a favor de la mitificación de la Humanidad convertida en fin último, es decir, se ha establecido una “familia tipo” para un “bloque de viviendas tipo”.

La cotidianeidad del ser humano, analizada con apego a los metodos de la ciencia, será clasificada en “Carta de Atenas” (1931, por Le Corbusier) en las funciones de habitar, trabajar, circular y esparcirse. La vida moderna es convertida en un modelo matemático-estadístico.


RACIONALISMO

El racionalismo arquitectónico corresponde a una tendencia introducida en Europa a comienzos del siglo XX, que mantiene un fuerte compromiso con las conquistas de la estética del cubismo, que trata de representar los objetos en todos sus aspectos desde todos los puntos de vista posibles y reduciéndolos a sus componentes geométricas mas simples. La experiencia de la Bauhaus (1919) es decisiva para el desarrollo de un linaje racionalista en el campo de la arquitectura. Las investigaciones formales que concluirán en el uso sistemático de formas elementales en la composición arquitectónica, con objeto de obtener simetría, equilibrio y regularidad en el conjunto diseñado, la utilización de nuevos materiales, la estructura aparente, las cubiertas planas, la sencillez de la ornamentación y la preocupación por el espacio interno del edificio constituyen algunos de los puntos centrales de la llamada arquitectura racionalista. El racionalismo no pretende limitarse a construir edificios; es toda una nueva concepción de la ciudad como centro urbano, mercado y lugar de habitación.

Sin embargo, lo que más me interesa del racionalismo es esa idea de que la forma artística proviene de un método o problema previamente definido, lo que conduce a la correspondencia entre forma y función. Este postulado será el que ponga en duda, o por lo menos el que someteré al juicio de si la arbitrariedad metió la mano de por medio.

Es importante la relación de Le Corbusier con la vanguardia, la cual surge impregnada de una actitud positiva, con una confianza plena en que todo depende del planteamiento racional y correcto de los problemas, y en que la arquitectura por si sola puede corregir las contradicciones de la sociedad.



LE CORBUSIER Y EL RACIONALISMO: EL ORIGEN DE LA ARBITRARIEDAD

Le Corbusier constituye probablemente el paradigma más acabado del “maestro de la arquitectura moderna”. Esto se debe no sólo a la fuerza y originalidad en su producción, sino a su permanente acción como propagandística y difusor polémico de sus principios.

En 1926, Le Corbusier presenta un documento donde expone de forma sistemática un guión a seguir de sus ideas arquitectónicas, claves para realizar una arquitectura racionalista, los llamados cinco puntos de una nueva arquitectura. Realmente presentan una importante innovación conceptual para la época, derivadas de la incipiente tecnología pero sobre todo del uso del hormigón armado, hasta entonces disfrazada con diversos revestimientos.

La generalización del uso del hormigón permitirá el primer forjado sanitario mediante el uso de los “pilotis”. Esto conlleva a una “planta libre”, puesto que ya no se hace necesario calcular específicamente los puntos de carga en los pilares. Como consecuencia del punto anterior, surgirá la “fachada libre” y gracias a ésta “la ventana corrida”. Como pequeña síntesis de los apartados anteriores, aparece la “terraza practicable” o “terraza jardín”, que permite mantener las condiciones de aislamiento térmico sobre las losas de hormigón y lo convierte al mismo tiempo en un espacio aprovechable.






La necesidad de cubrir las exigencias de una nueva sociedad post-industrial provoca el auge de una nueva corriente dentro del movimiento moderno, EL FUNCIONALISMO, convirtiéndose en una alternativa al repertorio tradicional. Estas teorías funcionalistas toman como principio básico la estricta adaptación de la forma a la finalidad o que la forma sigue a la función, que es la belleza básica.


Por lo tanto, nos encontramos en una situación, que según Le Corbusier, se hace necesario cumplir dos requisitos para realizar una arquitectura racionalista y funcional:

- Cumplir los 5 puntos de la “arquitectura moderna”.
- Estrechar relación entre forma y función.

Es aquí donde localizo la raíz de la aparición de la arbitrariedad de las formas:



Si la arquitectura racionalista se encuentra condicionada por estos dos puntos, el resultado de la “ecuación arquitectónica” debería ser siempre el mismo puesto que la función precede a la forma. Es decir, que la arquitectura racionalista es la suma de una lógica programática y de una lógica constructiva.


Sin embargo, comprobamos que este resultado no se cumple. Es debido a que cada persona, y en este caso cada arquitecto, interpreta una forma para una función determinada. Si Le Corbusier declaraba y afirmaba el racionalismo como ciencia positiva capaz de que cada proposición fuera susceptible de ser contrastada con hechos, nos encontramos ahora con una pequeña desorientación.


Si la arquitectura racionalista es una ciencia positiva, ¿cómo se contrastan funciones con formas?


Conclusión, observamos la rotura de la cadena teórica y nos vemos en la necesidad de introducir un nuevo factor o variable en dicha cadena, la arbitrariedad de la subjetividad, ese conjunto de palabras que tanto rechazaban en el racionalismo.


La función no precede o no conlleva a una forma genérica, sino que cada uno la trasladamos a una forma específica. Condicionada obviamente a un bagaje cultural diferente en cada persona. Si esto lo relacionamos con Le Corbusier, podríamos establecer que el mecanismo mediante el cual él realiza esta traslación es el CUBISMO. Gracias a esto podremos entender la señal luminosa que produce Le Corbusier en el tiempo y que es recogida, analizada e interpretada por los distintos arquitectos a lo largo del tiempo, en nuestro caso nos referiremos mas adelante a la obra de Pablo Pintado Riba.



EL RACIONALISMO EN ESPAÑA

En España, la arquitectura racionalista se dejo sentir en 1925. Años más tarde se crearía el GATEPAC, liderado por un colaborador de Le Corbusier, Jose Luis Sert. Pablo Pintado Riba fue al mismo tiempo discípulo de Sert, por lo que la baliza de luz del racionalismo es trasladada a España. Por esta razón si queremos profundizar en la principal obra de Riba, el Palacio de Congresos, se hace necesario comprender la razón de Le Corbusier y el Racionalismo.


Le Corbusier - Jose Luis Sert - Pablo Pintado Riba



Esta pequeña introducción nos ayuda a encuadrar la obra de Pablo Pintado Riba y ver como el racionalismo ha influenciado en el proyecto del Palacio de Congresos de Madrid. Este acercamiento se dirige en concreto a Le Corbusier y el edificio de las Altas Cortes Judiciales en Chandigarh.


El edificio, muy diferenciado en cuanto a su forma, guarda una relación vital con el edificio de Riba. Le Corbusier propone un espacio contenido dentro de otro. El espacio contenido es donde se realizan las actividades con una mayor intensidad, mientras que el espacio contenedor sirve como distribuidor de los flujos de las personas. Le Corbusier tiene desde el principio un esquema básico que abarca la arquitectura racionalista y funcional, sin embargo, su concepto de un edificio de Cortes Judiciales es tomado por Riba para realizar su proyecto sobre un palacio de congresos. De esta manera ponemos en duda nuevamente la arbitrariedad de las formas en el racionalismo, puesto que si la función precede a la forma, ¿se realiza la misma función en un edificio de cortes judiciales que en un palacio de congresos?.

CHANDIGARH, LE CORBUSIER, 1954 – 1956



Mencionaremos ahora la obra de Kunio Maekawa, discípulo de Le Corbusier, el pionero en la fusión de la arquitectura racionalista y moderna con la arquitectura tradicional japonesa. En éste arquitecto encontraremos otro de los “hermanos mayores”, el Pabellón de Festejos.


Será de gran importancia la Filarmónica de Berlín de Hans Scharoun.



PABELLÓN DE FESTEJOS, KUNIO MAEKAWA,1961
FILARMONICA DE BERLIN, H. SCHAROUN, 1963

Centro de Congresos de Louis I. Kahn se puede relacionar de forma mas directa en la obra de Pablo Pintado Riba. Kahn sigue los mismos patrones que Riba a la hora de transferir al papel la idea de la creación de un espacio multifuncional capaz de albergar cualquier tipo de evento.


Kahn no solo concibe el espacio como un lugar con un carácter preciso, sino que los mismos ambientes constituyen una “sociedad”, y por lo tanto se adaptan unos a otros.


EDIFICIO DE CONGRESOS, LOUIS I. KAHN, 1963



Llegamos ahora a un proyecto de 1990, uno de los proyectos más brillantes de Rem Koolhaas, el Hotel y Palacio de Congresos de Agadir. Un proyecto con influencias claras de Le Corbusier. El edificio propone una fractura en sección que diferencie los dos usos. La hendidura, el área que separa lo público y lo privado, se convierte en el ámbito donde se establecen los accesos, y todos aquellos servicios a mitad de camino entre lo público y lo privado.


Es imposible no recordad un proyecto de Le Corbusier pues aparecen elementos de la arquitectura racionalista. Sin embargo, lo que a mi juicio es la clave de su relación con Le Corbusier es la capacidad de leer, interpretar y mejorar las características de la arquitectura racionalista, y sobretodo, la reinterpretación del espacio de Le Corbusier en Chandigarh y adaptarlo a unas nuevas necesidades.


Este ejemplo nos ayuda a reiterar la arbitrariedad de las formas en la arquitectura hasta el punto de poder demostrarlo en la arquitectura racionalista, bastión de lo sistematizado y del rechazo hacia cualquier tipo de azar en los cálculos.



HOTEL Y PALACIO DE CONGRESOS EN AGADIR, REM KOOLHAAS, 1990


EL PALACIO DE CONGRESOS DE MADRID

Una vez que hemos profundizado, analizado y recorrido la historia de la arquitectura actual, llegamos a la fecha en la que fue proyectado y construido el Palacio de Congresos de Madrid.

El Palacio de Congresos abre su fachada principal en la confluencia de la calle del General Perón a la altura de la Castellana. Diseñado en 1964, este edificio fue uno de las primeras construcciones modernas de Madrid. El Palacio incluye un doble auditorio articulado desde el cuerpo central. Conserva elementos que obedecen a un planteamiento racionalista, como los patios y jardines. En contraste el Palacio de Congresos es de desarrollo horizontal, combinando los volúmenes geométricos de dos paralepípedos con el de un cilindro truncado. La funcionalidad y capacidad de adaptación del edificio, junto a su óptimo emplazamiento, lo han mantenido a pleno rendimiento como lugar de celebración de todo tipo de reuniones y acontecimientos durante todos estos años. La seña de identidad del edificio y su imagen mas difundida, es la de la fachada principal. El inconfundible mural que decora su friso fue incorporado en 1980 sobre un diseño de Joan Miro.

Para poder hacer una relación del Palacio de Congresos se hace necesario un análisis compositivo y funcional del edificio. El edificio es básicamente un espacio interior a otro. Aparece un espacio principal al cual dan servicio el resto de los espacios. De esta manera, podremos relacionar el edificio no solo en cuanto a su estética, sino que también lo haremos refiriéndonos a su funcionalidad.

PALACIO DE CONGRESOS DE MADRID, PABLO PINTADO RIBA, 1964



SOBRE LA ARBITRARIEDAD DE LOS ESPACIOS

Tarde o temprano terminamos adoptando decisiones arbitrarias encubriéndolas en una opinión subjetiva. A veces esta actuación es alabada por los mas eruditos y al mismo tiempo tachada de arquitectura sin un fundamento lo suficientemente sólido. En mi opinión, toda arquitectura siempre ha estado sujeta a una serie de cánones a seguir dependiendo en el estilo arquitectónico en el que nos situáramos, sin embargo, siempre ha existido una interpretación individual de esos cánones, por lo que no podríamos establecer un dogma, concordando en este caso con la opinión de Eisenman. Es en esta interpretación del propio individuo, y por lo tanto subjetiva, es donde aparece la arbitrariedad, puesto que cada uno será capaz de dar una solución lo suficientemente acertada y al mismo tiempo diferenciada de un mismo planteamiento.

El propio Pablo Pintado Riba admitía que la primera intuición del proyecto se le ocurrió jugando con dos volúmenes, algo propio de la corriente en la que nos encontramos. Pero la configuración final responde a una serie de cambios tomados a posteriori, o si queremos ser mas precisos in visu, que terminan por complacer el programa que se pedía. A mi juicio, esos valores son válidos como podrían haberlo sido cualquier otros, es decir, que mientras se tuviera en mente lo que quiere ser el proyecto ( como diría Kahn), el aspecto o la forma que adopte la idea es totalmente indiferente.

Por esta razón la primera interpretación conceptual del edificio la representé con dos cajas de cerillas, a partir de las cuales, se iba articulando el edificio. En un primer lugar lo único que quería resaltar era la facilidad del racionalismo para desarrollar proyectos a partir de una geometría sencilla (algo propio de la arquitectura fascista, Terragni), y como se optimiza al máximo dependiendo de la utilidad que tenga. En conclusión, me llamaba la atención el entender la gran premisa del racionalismo: “la función precede a la forma”.

Profundizando en el tema y leyendo entre líneas comprendí lo que realmente había supuesto el racionalismo. Estudiando a Le Corbusier y el Positivismo, y encuadrándolo en un contexto me surgieron una serie de contradicciones. ¿Por qué el Racionalismo, si es una ciencia positiva, crea una interpretación subjetiva de lo funcional?¿Qué forma corresponde a cada función?¿Cómo se contrasta lo subjetivo?. Esta serie de preguntas me llevó a interesarme más por la intencionalidad de los espacios y la versatilidad en su uso. Por esta razón, la maqueta conceptual _02 consistió en una relación de los espacios con las funciones.
Finalmente, la mejor evolución de la maqueta conceptual sería en centrarnos en esa multifunción y al mismo tiempo arbitrariedad de funciones que puede adoptar cualquier espacio creado. Trasladándolo al terreno de lo material, una esponja sería un buen símil. Cualquier forma que seamos capaz de imaginar en una esponja seguirá manteniendo al máximo su funcionalidad. Si cada sustancia que absorbe una esponja fuera un uso, cualquier forma sería capaz de albergar cualquier uso, por lo tanto, la arbitrariedad de la forma estará presente siempre que la funcionalidad sea el objetivo.

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